El presidente del Colegio Nacional de Audioprotesistas (CNA) en Francia, Matthieu del Río, describió en el XX Congreso ANA 2023 las posibilidades que ofrece la Inteligencia Artificial (IA) en el gabinete auditivo, para personalizar los ajustes por parte del usuario, gestionar mejor sus intenciones ante un entorno sonoro, que se puede clasificar según las necesidades. Esta tecnología permite, sobre todo, automatizar tareas como la audiometría tonal, y conseguir más precisión, además de ahorrar tiempo, eliminar ruido de fondo y mejorar el entendimiento del habla.
Hoy en día, la IA va dentro de los audífonos, no la controlan los profesionales, pero podría funcionar como auténtica ‘caja negra‘ -según el paralelismo con los aviones- y cada usuario disponer de su algoritmo según sus hábitos, además de evaluar él mismo si está confortable o no en cada entorno sonoro y con sus ajustes correspondientes.
Como problema para el audioprotesista, Del Río aludió a la gestión de tantos datos de entrenamiento, la
capacidad técnica para manejar ese volumen ingente de información.
En cualquier caso, la Inteligencia Artificial ya está “revolucionando el concepto y uso de los audífonos”, a su juicio por “ofrecer mejor calidad de sonido y una experiencia auditiva más personalizada”.
Pruebas más realistas
La necesidad creciente de realizar pruebas de comprensión verbal en ruido fue materia abordada por Marlene Rodríguez, audioprotesista, logopeda y especializada en lenguaje, quien hizo suya la advertencia de que “la capacidad de reconocimiento del habla en ruido no se puede predecir a partir de la audiometría, el índice de articulación o la audiometría verbal” (Vermiglio et al., 2012).
Entre las herramientas disponibles, enumeró PAHRE (habla en ruido en español), la identificación de tripletes de dígitos, SPIN adaptado al castellano -Lista de Frases en Español (LFE)- y su versión reducida, test de la matriz de frases para hablantes en español y HINT.
La presbiacusia complica ese entendimiento y no sólo por la pérdida auditiva a esas edades avanzadas sino por deterioro cognitivo, la edad… Por eso, hay que elegir el nivel tecnológico del audífono adecuado a cada caso, ajustar sus expectativas y tal vez requiera de un entrenamiento auditivo.
Acerca de la “aportación” de las pruebas de habla en ruido, indicó: “objetivan” y cuantifican las molestias para el usuario (cálculo de la pérdida de relación señal/ruido), plantean la rehabilitación auditiva más allá de la adaptación de audífonos, proceso que evalúan, afinan y comprueban su evolución en el desempeño.
Ser empático con el hipoacúsico frente al sesgo cognitivo
La audioprotesista navarra Laura Girón se ocupó del ambicioso reto de la “superación del estigma de la pérdida auditiva”, uno de los factores que frena la adaptación de audífonos para muchas personas en España, tal como reflejan los sucesivos estudios EuroTrak.
En muchos casos, está influido con un efecto de arrastre por el denominado sesgo cognitivo, “la creencia errónea de información que influye en cómo procesamos los pensamientos y limita la toma de decisiones” (Tversky y Kahneman, 1972). Aparte de analizar sus causas y algunos estudios de investigadoras preeminentes, Girón desaconsejó la sobreprotección a los afectados, puntualizó que la discapacidad no es enfermedad y recomendó: ser “empáticos, capaces de ponerse en el lugar de la persona, escuchar sus miedos y sus prejuicios para poder dar una respuesta integral a su problema”; respetar los “tiempos” para que la persona asimile su pérdida auditiva (“darle información, hacerle cercano y conocido el mundo e los audífonos”); hacer campañas de concienciación en medios de comunicación, en colegios, ayuntamientos; y mantener una relación fluida con ORL, psicólogos, logopedas, familia… sin cuestionar su forma de proceder.
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