Como resultado de este sondeo, una quinta parte (22%) de los interrogados contestó que en el futuro utilizaría tapones para los oídos o se sometería a una prueba de audición (21%).
Y taparse los oídos es precisamente lo que el audiólogo jefe de la cadena, Gordon Harrison, sugiere como una buena solución al problema. “Si tiene dificultades para dormir plácidamente, existen soluciones sencillas: los tapones para los oídos son una forma estupenda de bloquear cualquier ruido que le quite el sueño, y deben resultarle cómodos, independientemente de cómo duerma”, afirma Harrison.
Pero Specsavers no aporta pruebas de hasta qué punto los tapones pueden bloquear el ruido de 60 dB que genera una persona que ronca mucho.
La organización estadounidense Sleep Foundation afirma en su página web que los tapones de algunos fabricantes pueden reducir el ruido en torno a un 27%. Esta afirmación se sitúa en el extremo más optimista de la escala, dado que la Safety Research Corporation of America coincide con otras estimaciones internacionales en que “unos tapones u fundas bien colocados reducen el ruido entre 15 y 30 dB”, mientras que un estudio de 2021 sobre protección auditiva en China sugería una eficacia nula de los tapones para evitar la pérdida de audición inducida por el ruido en una fábrica de piezas de automóviles, que la mayoría consideraría un entorno mucho más peligroso que una cama doble.
Una encuesta sobre la tortura nocturna
La encuesta de Specsavers, sin embargo, no sugiere que los “resopladores” nocturnos en serie puedan realmente causar pérdida de audición a su pareja. Tan sólo deja constancia de que mucha gente cree que estos usuarios digamos especiales de las vías respiratorias superiores pueden haber causado algún malestar auditivo duradero. No existe ninguna prueba de ello.
No obstante, las estadísticas publicadas por el minorista de óptica y audiología añaden detalles a esta percepción de los horrores nocturnos de los ronquidos:
“Esta investigación demuestra el importante impacto que puede tener la exposición a los ronquidos en el sueño y en la salud y el bienestar generales”, afirma Harrison.
Y para quien tenga curiosidad, hay diferencias geográficas. En el caso del Reino Unido, el desglose de la encuesta revela que los peores roncadores se encuentran en Sheffield, donde el 48% de los residentes afirman que tanto ellos como sus parejas roncan. A la ciudad del acero le siguen de cerca los intelectuales no tan dormilones de Cambridge (41%). “¡Despierta, cariño!”, diría más de un afectado.
Unos “rugidos” que pueden llegar a 60 dB
Los campeones del ronquido alcanzan un nivel de decibelios que puede compararse con el sonido de una conversación normal entre dos personas separadas un metro: algo más de 60 decibelios. Este nivel de sonido no se considera lo suficientemente alto como para dañar la audición en circunstancias normales, aunque se acerca a los niveles que se encuentran en lavadoras y lavavajillas (70 dB). Está muy lejos del ruido del tráfico (80 a 85 dB). No obstante, todos estos ruidos se consideran molestos, incluso muy molestos.
En un estudio israelí de 2019 (1) se utilizó la siguiente escala de ronquidos, cuyos niveles de decibelios correspondientes se establecieron tras evaluar la intensidad de los ronquidos en un laboratorio del sueño:
Curiosamente, este estudio sugiere que las mujeres tienden a no declarar sus ronquidos y a subestimar el volumen de los mismos, a pesar de que se observa objetivamente que tienen volúmenes de ronquidos similares a los de los hombres.
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