Dos cosas tienen en común Beethoven y Brian Johnson, el vocalista de AC/DC. La primera es que son músicos; la segunda, que ambos acabaron quedándose sordos. Y como ellos, muchos otros profesionales de la música, que se ven afectados por la llamada 'maldición del músico'.
La causa: los altos niveles de sonido a los que se exponen cada día. Para que nos hagamos una idea, el nivel máximo recomendado son 85db, y solamente el sonido de un contrabajo supera los 80db. A partir de los 120 db se habla de graves peligros para el oído. Y esta es precisamente la razón de que, aquellos que trabajan en colectivo; en orquestas o bandas, se vean más afectados (el 41%) que quienes lo hacen individualmente (18%).
Para comprender de qué manera los sonidos fuertes pueden afectar la audición, debemos comprender cómo oímos. Las ondas sonoras entran al oído a través del ‘conducto auditivo’ hasta llegar al tímpano, produciendo unas vibraciones que se transmiten al martillo, yunque y estribo.
Lo que pasa después es un complejo proceso biológico en él están implicadas las ciliadas. Durante este proceso, las vibraciones navegan por el oído hasta convertirse en señales eléctricas que, al llegar al cerebro, se traducen a sonidos que podemos reconocer y entender. La mayoría de casos de pérdida de audición comienza con el daño y la posterior muerte de estas células ciliadas, que, a diferencia de las de otros animales como los pájaros o los anfibios, no vuelven a crecer. El daño es permanente.
De tinnitus a hipoacusia, ante los sonidos fuertes
Ante la exposición de sonidos fuertes como un concierto suele producirse un zumbido auditivo temporal conocido como tinnitus, que desaparece cuando las células se recuperan.
No obstante, estos sonidos fuertes pueden causar daños permanentes entre las células ciliadas internas y el nervio auditivo, encargado de mandar las señales de sonido al cerebro, en ese caso, hablamos de hipoacusia, que es la pérdida parcial o total de la escucha.
Prevención para los músicos
Las consecuencias de la pérdida de audición no son solo para el oído. El habla se ve afectada, y con ella la autoestima y las relaciones sociales. Incluso el sistema nervioso central puede dañarse, alterando el equilibrio. Para prevenir los problemas auditivos, no solo entre los músicos, sino entre toda la población, cada vez más expuesta a estos riesgos por el uso continuado de auriculares, la comunidad científica hace las siguientes recomendaciones:
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