Estudios recientes han demostrado que sonidos como disparos a corta distancia sin protección auditiva pueden hacer que el nervio auditivo se separe del oído interno, lo que provoca pérdida de audición. Pero según Aryn Kamerer, profesora adjunta de Trastornos de la Comunicación y Educación de Sordos en la Universidad Estatal de Utah y directora del Laboratorio de Salud Auditiva, las pruebas auditivas actuales están diseñadas para detectar la incapacidad de oír sonidos muy bajos y, por tanto, no son tan fiables para diagnosticar este tipo de daños.
La investigadora colabora en la subvención -del Instituto Nacional de la Sordera y Otros Trastornos de la Comunicación- con colegas suyos del Hospital Nacional de Investigación Boys Town de Omaha (Nebraska).
"Hasta el 10% de los pacientes que se someten a pruebas de audición por problemas auditivos acaban con un diagnóstico de audición normal", explica Kamerer. "El objetivo de este proyecto es ver si existen pruebas rápidas y sencillas que puedan diagnosticar este tipo de daños, de modo que podamos ayudar a las personas que pueden oír bien en entornos silenciosos pero tienen problemas para entender el habla cuando hay ruido de fondo", añade.
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